Diferentes formas de entutorado que se pueden instalar en el cultivo de tomates.
Desde los años 60’s se inventó por primera vez en Europa la malla espaldera hecha de polipropileno con la finalidad de mejorar las técnicas para entutorar que existían en aquel entonces. Desde ese entonces estas mallas han beneficiado a muchos agricultores, motivo por el que este producto se puede encontrar en muchas partes del mundo como México, Estados Unidos, Guatemala, Argentina, China, Rusia y muchos otros países fuera del continente Europeo.
Con el paso del tiempo se ha ido instalando de diferentes maneras según las posibilidades de espacio y condiciones con las que cuente el agricultor, sin embargo el uso siempre ha sido el mismo, realizar un entutorado.
El primer entuorado y sobre todo el más tradicional fue el instalar la malla/red soporte de manera vertical. Una sola malla tutora era instalada a lo largo del surco de cultivos de tomates que se encontraban en etapa temprana. Con el paso del tiempo, crecimiento y desarrollo la planta iba incrementando su tamaño y peso y esta se sujetaba con ayuda de ganchos o hilo a la malla. Así cada planta trataba de mantenerse lo más erguida posible y reducía las posibilidades de quebrarse una vez que esta comenzara a fructificar.
No obstante, al pasar los años los agricultores modificaron un poco la técnica de entutorado e inclinaron la malla de tal forma que quedaba instala diagonalmente en sus campos. Fue una manera práctica y fácil de montar sin embargo, el espacio se veía reducido e implicaba menos producción de tomates. Por lo que volvieron por varios años a dejar estable el primer entutorado vertical.
Tiempo después un agricultor se dio cuenta de que si instalaba dos mallas tutoras verticales en forma de V dejando en la parte central al cultivo, comprimía el espacio que abarcaba el cultivo pues lo centraba en un solo punto, pero sobre todo reducía las probabilidades de que el fruto cayera fácilmente al suelo por el incremento de su peso. Como todo buen agricultor y horticultor sabe que el pago por su producción se ve reflejado según sea la calidad del fruto. Un fruto de una tomatera todo golpeado, estrellado y con cualidades que lo aparentan ver enfermizo no es bien vendido y mucho menos bien pagado dentro del mercado agrícola. A pesar de que implicaba un gasto doble por el material del entutorado, se volvía una compra rentable puesto que los beneficios eran mejor recompensados.
Como se mencionó en un principio las mallas tomateras HORTOMALLAS que facilitan el entutorado han llegado a venderse en muchas partes del mundo. Hoy en días, en varias partes de Asía han comenzado a emplear el entutorado dentro de los invernaderos de manera horizontal colocando una estructura de techo con cultivos de diversos tipos de hortalizas y no solamente con tomate. Este tipo de entutorado es tan interesante que ha llegado a tener mucho éxito como atracción turística en varias partes de China y Japón, pues los frutos cuelgan por el techo de una manera decorativa y/o ornamental.
Para más información puedes consultar el manual de tutoreo de solanáceas aquí